lunes, 16 de noviembre de 2009

No me da tiempo.

Como ultimamente me da por hablar sobre el "tiempo", pues diré esta vez, que me hace mucha gracia oir esa expresión con tanta soltura: "No me da tiempo".
El tiempo del que disponemos en un día lo conocemos todos, desde que nacemos nos adaptamos a las 24 horas de del día y a los 60 minutos de una hora. Y pasamos toda nuestra vida en ese rango de tiempo, haciendo lo que tengamos que hacer para así poder llevar una vida saludable, y en su medida buena y feliz.
La cosa es que realmente hay tiempo para todo, o para casi todo. El truco está en saber dar preferencias, en ordenarlas coherentemente y, evidentemente, en organizarlas.
El orden de preferencias está claro que varía mucho. Hay quien hace un deporte y le dedica gran parte de su tiempo, hay quien disfruta leyendo y se pasa horas y horas sumergido en realidades lejanas, imaginarias. Hay quien ve mucho la televisión, quien se decanta por el cine. Hablamos de hobbies, que van después de las obligaciones de cada uno. Con 17 años la obligación más inmediata, sin duda, es estudiar. Y la preferencia más evidente es salir con los amigos.
¿Da tiempo a estudiar, tener hobbies y estar con los amigos? Claro que da tiempo, es más, sobra. Se resume en un autocontrol claro, capacidad de organización. Simplemente evita todo aquello que te distraiga que te saque de tus casillas. Dedícate a pensar en la satisfacción que produce obtener buenos resultados, lograr objetivos. Y en el inmenso descanso que se recibe cuando unas obligaciones bien hechas son recompensadas con un agradable tiempo libre. El tiempo libre, el tiempo para uno mismo, para enfrascarse en lo que realmente nos apetece. ¿En que medida se usa el tiempo libre en los demás? ¿Cuando se conoce el límite real entre gastar tiempo en otros, o perder el tiempo en los demás? ¿Y con otros? ¿Y con los demás?



No sé si me seguís...

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