jueves, 28 de enero de 2016

# 1.

Y así exprimimos el tiempo en una continua comunicación equívoca.
Agrandamos, eternamente, el espacio entre los dos.
Nuestras miradas opacas enmudecidas para siempre,
se sostienen muertas de frío.
Y el pitido de tu teléfono al comunicar,
Repetidamente,
Todo el rato.

Duele

que

ensordece.

Pero más pesa no saber si hemos sido transparentes.
Si he sido transparente.
Si sé quién soy.
¿Cómo amarnos, sin saber quienes somos?
¿Cómo saber si te vas, quién se ha ido realmente?