domingo, 25 de septiembre de 2011

Tiempo muerto.


Partimos de que fisicamente el tiempo no se detiene. Es el típico sueño de cualquiera: "ojalá pudiese parar el tiempo". Y sí, sería algo muy valioso, no hace falta que diga las razones, cada uno en su mundo particular sabría como hacerle uso. Pero la verdad, es que lejos de soñar con poderes imposibles, a veces el mundo deja de girar unos instantes, en ocasiones, el tiempo se detiene y somos capaces de hundirnos en el vacío, hasta que un factor externo nos devuelve al mundo real. La palabra más frecuente para referirse a lo que quiero decir supongo que sería "ensimismamiento", pero siento decir que como palabra, aunque un tanto cómica, es penosa, de hecho al escribirla he pensado si realmente existía.
A lo que voy... soñamos con poder parar el tiempo y sin embargo ni siquera prestamos la atención adecuada cuando el tiempo se "detiene" para nosotros. Esos preciosos instantes en los que un punto fijo te atrae, y ni siquiera miras, ni oyes, ni piensas. Sólo estás en un vacío que, como poco, te relaja. Fruto del cansancio, o de la tranquilidad del momento... sea lo que sea, te pierdes en a saber donde, y cuando algo te despierta caes de golpe contra el suelo y piensas: "Pero si sigo aquí".

martes, 6 de septiembre de 2011

Las razones.

“Da igual yo como buen occidental, sé nadar igual que un pez... un pez en un mar de mediocridad”. (Nacho Vegas)

Ya sé por qué tengo insomnio. Puede parecer un descubrimiento absurdo, evidente. Pero creo que ha sido justo hoy, el día que me he dado cuenta. (A veces las sorpresas desagradables te despiertan, y te hacen reflexionar en cosas que no tienen por qué ver con el problema principal que se padece). Así que sí, hoy estoy despierta en todos los sentidos de la palabra.
Y bien, tengo insomnio. Sí, eso ya os lo he contado. Bien, digamos mejor que tengo problemas para conciliar el sueño.. me gusta más esa palabra... al fin y al cabo “insomnio” es solo una designación patológica (útil para conseguir doparte de forma económica...)

Y las razones...

Estoy harta de la ciencia. Harta de las explicaciones llenas de números y de investigaciones con microscopios de séptima generación y genios científicos que observan durante horas tejidos insignificantes para hallar respuestas aparentemente útiles y evolutivas, para poder pasar una explicación rutinaria a una palabra enrevesada que arrastra mil sufijos latinos y griegos. Estoy harta de las farmacéuticas con sus chanchullos desmedidos, harta de nuevas enfermedades, de nuevas vacunas. Harta de estudiarme cada neurona de la cabeza, harta de saber cada una de las vías que unen mis miserables células.
Harta de la televisión, de los telediarios, de las noticias abrumadoras que se oyen cada día después de comer. Y por supuesto harta de los políticos, de sus mentiras, de los intereses en búsqueda y captura, de que esta vida se base en tener un par de buenos contactos, un par de billetes bien usados, un par de minutos de suerte.
Harta de lo terrenal, lo rutinario, lo pragmático. Harta de la burocracia, harta de escuchar que tengo que hacer para estar sana, de qué tengo que hacer para comer bien, harta de qué me enseñen como es la vida perfecta, la que debemos llevar. Harta de que lo correcto sea lo que te dicen que es, y el que resto solo sean absurdas palabras de locos de remate.
Y harta, sobre todo, harta... de que estos pensamientos se proyecten en mi cerebro cuando me conecto con la almohada. Estoy segura de que todo esto tiene una explicación científica que no voy a tener más remedio que tragarme, pero eso no me priva de poder decir que estoy harta de todo esto y mucho más.

Me gustaría poder desconectarme del mundo por unos minutos, quizás unas horas no estarían mal. Y allí poder pensar. Pensar en lo mio. En mi mundo particular. Sin intoxicarme con telebasura, con una época basada en el puro consumismo descontrolado. Y cuando quiera, poder conectarme otra vez... y volver con un poder capaz de colocarme por encima de todo esto. Y sobrellevarlo... intentar buscar soluciones...

Que no me importa cuánto me queda de vida, que no me importa no tener un futuro planeado, qué no me importa saber de qué estoy hecha o que papel tengo que firmar para conseguir que firmen otro por mí.
...

Pero da igual... nada de esto tiene la más mínima importancia... porque mañana estaré haciendo una nueva cola, firmando un nuevo papel, adaptando horarios, organizando días, escuchando lo mal que va el mundo y aterrándome con una etapa artísticamente arruinada.


Y es lo que hay... y es tan irreversible como inútil todas las lágrimas de tinta que acabo de derramar en este papel.

(Pero son demasiadas cosas de las que estar harto, no creéis?)



Y os dejo con el mejor vídeo que podría dejar en esta entrada. y en el día de hoy:
http://www.youtube.com/watch?v=TrV-epxIeJE&feature=related