Las cosas no pueden ir peor, y de repente el todo pierde importancia, la calma embarga el caos y te sientes tranquilo; tranquilo y despreocupado.
Es un sentimiento alternativo, un camino distinto sin objetos que distorsionan tu vista para que no atines con precisión. Sin momentos de estrés ni perturbaciones mentales. Sin lios. Estás tú mismo, luego el resto.
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