“Da igual yo como buen occidental, sé nadar igual que un pez... un pez en un mar de mediocridad”. (Nacho Vegas)
Ya sé por qué tengo insomnio. Puede parecer un descubrimiento absurdo, evidente. Pero creo que ha sido justo hoy, el día que me he dado cuenta. (A veces las sorpresas desagradables te despiertan, y te hacen reflexionar en cosas que no tienen por qué ver con el problema principal que se padece). Así que sí, hoy estoy despierta en todos los sentidos de la palabra.
Y bien, tengo insomnio. Sí, eso ya os lo he contado. Bien, digamos mejor que tengo problemas para conciliar el sueño.. me gusta más esa palabra... al fin y al cabo “insomnio” es solo una designación patológica (útil para conseguir doparte de forma económica...)
Y las razones...
Estoy harta de la ciencia. Harta de las explicaciones llenas de números y de investigaciones con microscopios de séptima generación y genios científicos que observan durante horas tejidos insignificantes para hallar respuestas aparentemente útiles y evolutivas, para poder pasar una explicación rutinaria a una palabra enrevesada que arrastra mil sufijos latinos y griegos. Estoy harta de las farmacéuticas con sus chanchullos desmedidos, harta de nuevas enfermedades, de nuevas vacunas. Harta de estudiarme cada neurona de la cabeza, harta de saber cada una de las vías que unen mis miserables células.
Harta de la televisión, de los telediarios, de las noticias abrumadoras que se oyen cada día después de comer. Y por supuesto harta de los políticos, de sus mentiras, de los intereses en búsqueda y captura, de que esta vida se base en tener un par de buenos contactos, un par de billetes bien usados, un par de minutos de suerte.
Harta de lo terrenal, lo rutinario, lo pragmático. Harta de la burocracia, harta de escuchar que tengo que hacer para estar sana, de qué tengo que hacer para comer bien, harta de qué me enseñen como es la vida perfecta, la que debemos llevar. Harta de que lo correcto sea lo que te dicen que es, y el que resto solo sean absurdas palabras de locos de remate.
Y harta, sobre todo, harta... de que estos pensamientos se proyecten en mi cerebro cuando me conecto con la almohada. Estoy segura de que todo esto tiene una explicación científica que no voy a tener más remedio que tragarme, pero eso no me priva de poder decir que estoy harta de todo esto y mucho más.
Me gustaría poder desconectarme del mundo por unos minutos, quizás unas horas no estarían mal. Y allí poder pensar. Pensar en lo mio. En mi mundo particular. Sin intoxicarme con telebasura, con una época basada en el puro consumismo descontrolado. Y cuando quiera, poder conectarme otra vez... y volver con un poder capaz de colocarme por encima de todo esto. Y sobrellevarlo... intentar buscar soluciones...
Que no me importa cuánto me queda de vida, que no me importa no tener un futuro planeado, qué no me importa saber de qué estoy hecha o que papel tengo que firmar para conseguir que firmen otro por mí.
...
Pero da igual... nada de esto tiene la más mínima importancia... porque mañana estaré haciendo una nueva cola, firmando un nuevo papel, adaptando horarios, organizando días, escuchando lo mal que va el mundo y aterrándome con una etapa artísticamente arruinada.
Y es lo que hay... y es tan irreversible como inútil todas las lágrimas de tinta que acabo de derramar en este papel.
(Pero son demasiadas cosas de las que estar harto, no creéis?)
Y os dejo con el mejor vídeo que podría dejar en esta entrada. y en el día de hoy:
http://www.youtube.com/watch?v=TrV-epxIeJE&feature=related
1 comentario:
Dios Lara... Se me ha quedado la cara más rígida que recuerdo en mi vida.
Para empezar, me he acordado de un poema que escribí que se llamaba "Harto", y hablaba no de las mismas cosas, sino de los mismos sentimientos. Y eso es increíble. No estás sola en esto... ni los millones que no se atreverán a gritarlo!
Hablando de lágrimas de tinta (me ha gustado la frasecita jajajajaja), te puedo decir, como sufridor incondicional de las mismas, que no son inútiles. Y lo sabes. Son maneras de remover tu conciencia como si de un caldero de ideas se tratase.
A mi este verano en tierras natales me ha ayudado a recordar lo que había olvidado estudiando en Barcelona. La manera de disfrutar de mis sentidos y emociones con calma y parsimonia, y de pensar en los problemas que me pone mi cabeza y no sólo la sociedad.
Además... tú desprendes una inteligencia emocional y un romanticismo sobrecogedores. No creo que te cuestre encontrar tu rinconcito de sentir en la ciudad en la que estés, sea la que sea.
He vuelto a Barcelona un curso más con un cartel que reza: "Cambio frenesí por gozo". Y todo esto, después de un verano de lágrimas de tinta, y de no tan tinta...
Después de todo, ¿dónde estaríamos si no cambiásemos lo malo? La que sabe de neuronas eres tú. Yo conozco mi experiencia y mis ganas de apoyarte en este momento!
Que esto no sea una mera tirita. Haz que cicatrice ;)
PD: Cada día me resultas más intrigante... Jajajajajaj (no se poner un emoticono de ojos sospechosos!! :( )
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