Dícese de aquello que una vez despegado resulta imposible volver a fijar. Viene condicionado por diversos factores, y es totalmente irreversible. No se puede hacer NADA al respecto.
Bien podrás simular su fijación con pegamentos artificales, pero en cuestión de minutos todo el esfuerzo invertido pasará a ser esfuerzo malgastado.
Bien, también, podrás sujetarlo tú mismo. Pasarte horas y horas sosteniéndolo. Te cansarás. Tu músculo se contraerá y todo volverá al punto desde el que comenzaste. Nuevamente, esfuerzo malgastado.
Sin embargo, luego... luego también puedes optar por la aceptación ciega del despegado. Si se despegó... ¿será por algo, no?... quizás lo fuimos despegando poco a poco sin darnos ni cuenta... o quizás es que ya no tenía que estar ahí... o quizás fue poco cuidado, o quizás fue cuidado de más... de todas formas, de nada sirve buscar explicaciones, ni responsables, ni causas aparentes. El hecho es el hecho: no se puede pegar de nuevo. Aunque te joda, porque te jode...
Te joderá al principio. Notarás la situación desordenada, el camino torcido, todo fuera de su lugar. Llegarás a desear una y otra vez, que vuelva a adherirse, a pesar de todos los inconvenientes que sabes que eso conlleva. Lo querrás ver pegadito, como siempre; como ANTES. Pero... como todo, se te acabará olvidando.
Las circunstancias se acomodarán, irás perdiendo el interés y tu memoria se encargará del resto. Es más, llegarás a preguntarte si realmente alguna vez eso estuvo ahí pegado.
Deja, pues, que lo "re-inadhesible" sea "re-inadhesible". El tiempo se encarga finalmente, de financiarte la "acomodación" de las cosas luchando exclusivamente por tu propio bienestar.
Paciencia honey, no siempre llueve mierda.
1 comentario:
inspiración divina. tienes razón, todo cambio, se acaba olvidando como cambio, te acostumbras a ello.
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