domingo, 29 de mayo de 2011
15 de Mayo. Razones?
Plaza cataluña abarrotada de gente luchando por algo. Algo que no se sabe muy bien qué es. Algo más abstracto que concreto, más de queja y descontento, que de alternativa o solución. Pero al menos se lucha. Al menos diez mil personas saben que algo no va bien y que se necesita acción, consistencia, flexibilidad...
Lo triste será el día que toda esa gente se vuelva a sus casas, la plaza quede repleta de guiris y el mundo siga girando exactamente igual que como lo hacía hace dos semanas. Esperemos que esto no sea estrictamente así. Toda revuelta, por mínima que sea, acarrea una repercusión. Pero hay que ser pacientes, nada es inmediato si se construye desde abajo. Hablamos de minorías, mayormente desinformadas. Se necesita mucho esfuerzo, gritar muy alto, para que se oiga, para que alguien lo escuche.
Y cuál es el problema? se preguntan muchos... y responden: la crisis! el sistema electoral! el bipartidismo! incluso... el capitalismo! el estado! Y yo que creo que el problema bien aún desde más abajo. El problema es primero individual, luego colectivo. En el momento que no se qué periódico hace una encuesta preguntando a los ciudadanos españoles qué pasaría si Belén Esteban monta un partido... y los alarmantes resultados muestran que podría tener más escaños que Izquierda Unida... en ese preciso momento en el que lees eso en el periódico, te planteas muchas cosas. Basta con saber que programas como "Salvame" tienen más audiencia que cualquier telediario. Basta observar que, por ejemplo, 66.000 personass en cataluña han votado a Plataforma a pesar de tener una campaña publcitaria moralmente denigrante. La gente esta desinformada, y más aún lo están los jovenes. FALTA INFORMACIÓN. Y yo ya no sé a quien pedírsela, porque la verdad en estos tiempos es más relativa que nunca... La pregunta es... Se puede conseguir colectivamente que la gente cambie?
Quizás sí. Yo el otro día vi como gente de toda clase, de cualquier raza, hombre o mujer, compartían bailes en plaza cataluña, se respetaban, se escuchaban... y eso es muy bonito. Eso puede hacernos cambiar.
Conclusión? No sé si directa o indirectamente un movimiento como el que acontece en estos tiempos puede significar algo importante. El comienzo de un periodo de reflexión. El comienzo de un periodo de difusión de información.
Quedándome una noche a dormir en una plaza no va a cambiar el mundo... pero todo lo que he observado y he escuchado durante esa noche quizás si que ha cambiado un poquito mi mundo... A la gente le faltan razones para luchar, razones para sentarse en la plaza... La violencia policial al menos es una de mis razones más consistentes, otra quizás sea la especie de "deuda" que tenemos constantemente por todos los que se han manifestado en el pasado y que nos permite ahora vivir como vivimos. Una razón más puede ser el agradecimiento a los que llevan allí semanas con esperanza, y razón más grande que el hecho de compartir tus opiniones con miles de personas diferentes... Podría seguir enumerando razones suficientes... pero cada uno por sí solo tiene que encontrar su propia razón.
Es entonces cuando se emocionará viendo la plaza llena.
"Si no sabes lo que persigues, nunca sabrás a donde vas".
Ánimo y fuerza a todos los que estáis volcados con la causa. Yo intentaré seguir buscando razones y poner lo poco que individualmente puedo ofrecer.
martes, 17 de mayo de 2011
Planes y aviones.
La gente hace planes. Tener visión de futuro es considerado una gran virtud. Establecer tus actos a partir de las consecuencias futuras y beneficiarte, a largo plazo, de ellas parece ser el patrón de vida preferido. Preferido por la gente.
Lo curioso es que rara vez se cumplen esos planes a raja tabla. Siempre aparece algo en medio que cambia la dirección de nuestros objetivos, que los perturba, que los rompe, y establece nuevos. Todo pasa a ser un sinfin de proponerse un plan detrás de otro, en cambiar ese plan, en imaginar el plan perfecto, en preocuparnos por sus consecuencias, en temer un plan arriesgado, en adaptarnos a planes con objetivos facilmente alcanzables para no sentirnos vacios. Todo para notar que de hecho "hemos logrado" algo.
Y entre plan y plan se nos olvida donde estamos y lo que estamos haciendo; se nos olvida que estamos viviendo en ese mismo minuto y no en el siguiente, ni en el anterior, y nos perdemos lo que en ese minuto está a nuestro alrededor y que ya no será igual al minuto siguiente.
Propongo que algunos planes se establezcan solos, así siempre sentiremos que hemos logrado algo, ya que ese "algo" siempre será lo que estamos esperando, porque no hay ninguna otra cosa más que esperar. Seríamos hipotéticamente felices... O no. Quizás los planes son una manera de supervivencia superior. Quizás sean necesarios, y por eso nos empeñamos en cumplirlos. Como las promesas, como los años.
Realmente todo gira en torno a la motivación. Los objetivos son para alimentarla. Y muchas veces, sin darnos cuenta, descuidamos las emociones por darle más importancia a los aspectos motivacionales, que serán luego los que nos produzcan otro tipo de emociones... controladas, esperadas.
Planear es sinónimo de ordenar. No hay que olvidar que el orden y la normalidad gobiernan nuestras vidas... vivimos pretendiendo y simulando constantemente "ser normales", o mejor dicho, ser lo que los otros esperan que seamos. Por eso damos los buenos días, sonreimos, asentimos, y ritualizamos constantemente nuestros actos. Pero en nuestra cabeza hay mucho, mucho más que todo eso. Y tan solo una mínima parte es la que mostramos en forma de sonrisa, de plan, o de saludo. Intentamos decirnos que debemos seguir esa linea que nosotros mismos hemos dibujado. Porque así está bien. Porque así estamos tranquilos, cómodos, y mantenemos el control, porque solo nosotros somos dueños de esa linea dibujada previamente. Acabamos resolviendo nuestro día a día con una operación matemática muy básica:
control+motivación+orden x planes = felicidad.
Pero todo lo que tenemos dentro es mucho más que una operación matemática. Es mucho más que un plan. Y a su vez, muchas veces, es muy distinto a lo que realmente existe. Hay como una incongruencia constante entre el mundo de nuestras cabezas y el real. Ambos chocan, se lian, se complican, se enfrentan, se complementan, se quieren y se odian. Y el objetivo real es conseguir que ambos mundos se acoplen sin que haya una dominancia de uno sobre otro.
Nadie advierte de la dificultad de hacerlo, y es una putada, porque no se pueden hacer trampas, ni trucos... No puedes engañarlos a los dos.
O sí.
Lo curioso es que rara vez se cumplen esos planes a raja tabla. Siempre aparece algo en medio que cambia la dirección de nuestros objetivos, que los perturba, que los rompe, y establece nuevos. Todo pasa a ser un sinfin de proponerse un plan detrás de otro, en cambiar ese plan, en imaginar el plan perfecto, en preocuparnos por sus consecuencias, en temer un plan arriesgado, en adaptarnos a planes con objetivos facilmente alcanzables para no sentirnos vacios. Todo para notar que de hecho "hemos logrado" algo.
Y entre plan y plan se nos olvida donde estamos y lo que estamos haciendo; se nos olvida que estamos viviendo en ese mismo minuto y no en el siguiente, ni en el anterior, y nos perdemos lo que en ese minuto está a nuestro alrededor y que ya no será igual al minuto siguiente.
Propongo que algunos planes se establezcan solos, así siempre sentiremos que hemos logrado algo, ya que ese "algo" siempre será lo que estamos esperando, porque no hay ninguna otra cosa más que esperar. Seríamos hipotéticamente felices... O no. Quizás los planes son una manera de supervivencia superior. Quizás sean necesarios, y por eso nos empeñamos en cumplirlos. Como las promesas, como los años.
Realmente todo gira en torno a la motivación. Los objetivos son para alimentarla. Y muchas veces, sin darnos cuenta, descuidamos las emociones por darle más importancia a los aspectos motivacionales, que serán luego los que nos produzcan otro tipo de emociones... controladas, esperadas.
Planear es sinónimo de ordenar. No hay que olvidar que el orden y la normalidad gobiernan nuestras vidas... vivimos pretendiendo y simulando constantemente "ser normales", o mejor dicho, ser lo que los otros esperan que seamos. Por eso damos los buenos días, sonreimos, asentimos, y ritualizamos constantemente nuestros actos. Pero en nuestra cabeza hay mucho, mucho más que todo eso. Y tan solo una mínima parte es la que mostramos en forma de sonrisa, de plan, o de saludo. Intentamos decirnos que debemos seguir esa linea que nosotros mismos hemos dibujado. Porque así está bien. Porque así estamos tranquilos, cómodos, y mantenemos el control, porque solo nosotros somos dueños de esa linea dibujada previamente. Acabamos resolviendo nuestro día a día con una operación matemática muy básica:
control+motivación+orden x planes = felicidad.
Pero todo lo que tenemos dentro es mucho más que una operación matemática. Es mucho más que un plan. Y a su vez, muchas veces, es muy distinto a lo que realmente existe. Hay como una incongruencia constante entre el mundo de nuestras cabezas y el real. Ambos chocan, se lian, se complican, se enfrentan, se complementan, se quieren y se odian. Y el objetivo real es conseguir que ambos mundos se acoplen sin que haya una dominancia de uno sobre otro.
Nadie advierte de la dificultad de hacerlo, y es una putada, porque no se pueden hacer trampas, ni trucos... No puedes engañarlos a los dos.
O sí.
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