miércoles, 5 de mayo de 2010

Albert Espinosa y su última obra maestra.

Todo lo que podríamos haber sido tú y yo si no fueramos tú y yo. Compré hoy el libro y ya lo estoy acabando. Me está dejando anonanada, me siento totalmente identificada con el pensamiento del protagonista de la novela, el ficticio Marcos, que logra que cojas cariño a un personaje que no actúa ni siquera en la acción: su madre. La que da maravillosos consejos, y tiene una visión de la realidad muy peculiar e interesante. No voy a contar nada, animo a todo el mundo a que se lo lea, merece la pena sin duda. (Aún no lo he acabado así que supongo que cuando lo termine volveré a escribir otra entrada con una visión personal y general de toda la novela). Pero ahora escribo porque se me encendió la bombillita y me puse a pensar en un tema muy relacionado con el libro.
____

Imaginad que tenéis un don. Ese don consiste en mirar a la gente y tan sólo con un vistazo poder conocer sus vivencias más profundas, sus momentos más felices y los más tristes. Lo que significaría poder conocer a esa persona tan solo con mirarla. ¿No daría un giro de 180 grados a todo? En el momento que el don te permite conocer lo más profundo de esa persona, el individuo que acabas de conocer ya no es el mismo que el que que conocías antes de usar el don. Me refiero, ahora ya conoces como es... ya no le miras con los mismos ojos. Para mí sería horrible poseer ese don. Al fin y al cabo las personas somos lo que somos por la gente que nos rodea y las circunstancias que nos embargan. Tú no serías tú si vivieras en otra ciudad y tuvieras otros amigos y otro trabajo, si las casualidades y el irremediable azar no hubieran actuado como lo hiceron tú serías otra persona totalmente distinta, con otras creencias otros objetivos, otras metas y un carácter totalmente disntito. Por tanto, si conozco a una persona y esa persona es de determinada manera a mi parecer, y actúa de determinado modo, y llego a conocer profunamente a esa persona... ¿quién dice que lo que yo conozco es fruto del hecho de que me encontrara con esa persona? Quizás "cambié" de algún modo a esa persona, quizás de haber utilizado el don habría visto cosas totalmente distintas a las que veo ahora que la conozco. Cada persona que entra en nuestra vida nos cambia de algún modo, nos ajusta detalles, nos proporciona experiencia. No hablo de que nos influencie de manera tal que cambie nuestra forma de ser, sino que altera de algún modo nuestra personalidad. Así qué, ¿cómo conocer a alguien con un don antes de que ocurran hechos tras el primer encuentro con esa persona? Lo veo imposible... más que imposible, inútil. Es como ver algo en un momento que quizás no sea igual al momento siguiente, pero jamás podrá ser corroborado.

¿Somos lo que somos o somos lo que nos hacen ser cada día?

No hay comentarios: